La industria de la belleza es una de las que más residuos genera en el mundo, produciendo miles de millones de envases cada año, la mayoría de un solo uso. Este ritmo de consumo no solo incrementa la cantidad de plástico en vertederos y océanos, también contribuye a mayores emisiones de CO₂ en cada nuevo ciclo de producción y transporte. Adoptar el refill es un acto sencillo, pero poderoso: al reutilizar un envase, se rompe con este modelo lineal de “usar y desechar” y se apuesta por un consumo circular que disminuye la huella ambiental de nuestra rutina diaria.
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